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Boletín informativo
La “Insólita” Carencia de Mujeres Presidentas en América |
Escrito por Dr. Dinesh Sharma Ph.D |
Lunes 27 de Junio de 2016 07:57 |
¿Están preparados los americanos para elegir una mujer presidenta? Un profesor de la Universidad Estatal de Nueva York (SUNY) nos da una perspectiva global de cómo afectaría a los derechos de las mujeres.
La mayoría de los Americanos creen que su nación es excepcional, pero cuando llega el momento de las elecciones, América deja de ser excepcional y se convierte más bien más bien una excepción a la regla. Los EE. UU. están en la puesto 97 de la clasificación mundial de mujeres en el gobierno. Aquí las mujeres solo poseen un 19 por ciento de los puestos de funcionario electo. Mientras que otros países incluyendo Alemania, Dinamarca e incluso Ruanda, han rozado los límites de representación femenina en el gobierno, los EE. UU. no han mostrado ningún interés en adoptar este tipo de políticas. Esto es alarmante porque los EE. UU. son uno de los más importantes defensores de los derechos de la mujer en el mundo a través de sus agencias para el desarrollo internacional. Hillary Clinton ha sido la más destacada líder a favor de los derechos internacionales de la mujer siendo antigua Primera Dama, Senadora de los EE. UU. y Secretaria de Estado. En mi nuevo libro, The Global Hillary, me refiero a ella como la principal defensora del “poder inteligente”- es decir, la combinación del poder “duro” o poder militar y el poder “suave” o poder cultural. Podemos decir que Clinton es más adecuada para afrontar los desafíos globales de América que otros candidatos. Parece que los votantes están de acuerdo y que en estas elecciones el poder femenino al fin alcanzará la Casa Blanca, casi un siglo después de que las mujeres aseguraran su derecho al voto en 1920, 241 años después de la fundación del país. Si esto ocurre, se trataría de un logro histórico que fomentaría la imagen de América y mejoraría las condiciones de jóvenes, mujeres y familias tanto en casa como en el extranjero. Geografía política del liderazgo femenino La geografía política del poder femenino es desigual y disparatada. De los 175 jefes de estado actuales de todo el mundo, 18 -o solo el 10%- son mujeres. En el Reino Unido, India e Israel, las mujeres han ejercido influencia política durante largos periodos de tiempo. Margaret Thatcher, Indira Gandhi y Golda Meir fueron líderes excepcionales no solo por su capacidad de permanencia, sino por su bagaje familiar e historia política. Rompieron los esquemas en un momento en el que nadie osaba a declarar abiertamente ser feminista. Desde 1966 a 1979, estas mujeres entraron en un mundo político masculino sin desafiar el sistema. El padre de Indira Gandhi fue el fundador de la dinastía política de la India. Golda Mair fue una de las primeras artífices del estado de Israel. Thatcher ascendió en el sistema parlamentario inglés con un fuerte patrocinio masculino en su partido aunque tuvo que hacer frente al sexismo y a prejuicios clasistas por ser hija de quien era. Desde los años 80, los europeos han sido líderes en cuanto al número de jefes de estado femenino teniendo en cuenta tanto la duración como la frecuencia. En muchos casos, han subido los niveles de participación femenina en política. Por ejemplo, en Islandia, la presidenta Vigdís Finnbogadóttir fue quien logró mantenerse en el poder por el periodo de tiempo más largo de los países desarrollados, 16 años desde 1980. En Finlandia y Dinamarca, las mujeres han sido elegidas y re-elegidas como Primera Ministra. La Canciller alemana Merkel, llamada “mutti” o madre, ha estado en el poder más de una década. Ha proporcionado un potente liderazgo durante la crisis de refugiados y ha servido de muchas maneras de modelo para Hillary Clinton y otras mujeres políticas de los EE. UU. Ha sido comparada varias veces en su carrera con Margaret Thatcher y llamada “Canciller de Hierro” o “Canciller Frau”. La democracia ha llegado recientemente a los países totalitarios que, hasta mediados de los 80, estaban detrás de la Cortina de Acero. Ahora, desde principios de los 90 hasta hoy en día, los países de Europa del este han elegido líderes femeninas para los altos cargos del gobierno. Kosovo eligió Atifete Jahjaga en 2011 y gobernó 5 años. Croacia eligió Kolinda Grabar-Kitarovic en 2015. Polonia a Ewa Kopacz en 2014. En 2013, Eslovenia eligió a Alenka Bratusek.
En África, Ellen Johnson Sirleaf ha sido elegida dos veces en Liberia y también se han designado otras dirigentes para altos puestos gubernamentales en Senegal, Mauritania y en la República Centroafricana. En Asia del Sur, históricamente las mujeres han alcanzado el poder a través de la sucesión dinástica o bien después de asesinatos o golpes de estado. Indira Ghandi, Benazir Bhutto y Sheikn Hasina son ejemplos de mujeres asiáticas que han liderado la democracia en este subcontinente. En Sri Lanka, Sirimavo Bandaranaik, viuda del pasado primer ministro de Ceylon, ha gobernado tres mandatos. Sin embargo, los sistemas asiáticos están cambiando con el tiempo desbancando el argumento de que las mujeres asiáticas obtienen el poder exclusivamente por herencia familiar. En Taiwán, Tsai Ing-wen, que no proviene de una dinastía política, asumirá el cargo presidente en mayo del 2016. Las mujeres también han sido elegidas de forma democrática en el sureste asiático- en Corea del Sur, Tailandia y Myanmar. En Oriente Medio, no ha habido ninguna mujer jefa de estado excepto Golda Meir en Israel. De hecho, el mundo árabe se encuentra en los últimos puestos del ranking mundial de participación política femenina. ¿Pueden los EE. UU. elegir una mujer? En el continente americano, se han elegido a mujeres presidentas en Canadá, Haití, Brasil, Argentina, Chile, Perú y en Jamaica. Solo México y EE. UU. han quedado atrás, ambos parecen tener una cultura política masculina bien asentada. Una de las razones por las que los EE. UU. no han acogido la igualdad de género en el poder ejecutivo es por el miedo a lo desconocido y por sexismo. La mujer ha obtenido el derecho a voto después del hombre a nivel mundial y aún sigue subiendo peldaños en la escalera del sexismo. Michael Genovese y Janie Steckenrider de la Universidad Loyola Marymount sugieren que estas razones principales y otras han mantenido a las mujeres fuera de la Casa Blanca. También se da la situación de que los medios de comunicación amplifican los prejuicios sexistas. En su libro Women for President: Media Bias in Nine Campaigns, Erika Falk de la Universidad de John Hopkins describe algunos de los estereotipos comunes sobre mujeres aspirantes a la presidencia: La mujer no está capacitada emocional ni físicamente para asumir las obligaciones del puesto político más fuerte del mundo […] Estaríamos ante peligro de muerte con una mujer presidente […] Definitivamente, la mujer es demasiado sentimental; actúa según sus impulsos y es demasiado vulnerable ante las críticas. Los prejuicios sexistas llegan a otros sectores tales como el económico, en el que solo un 18% de las mujeres ocupan un puesto oficial. Ciertas pruebas del sector privado nos muestran que se juzga a los hombres según su potencial y a las mujeres según su rendimiento. ¿Será la candidata adecuada? A pesar de todos estos obstáculos, Clinton es la favorita de las elecciones de este otoño. Muchos expertos en política estarían de acuerdo con la afirmación de que Clinton no se acercaría al nombramiento de presidente si no la hubieran apoyado los demócratas que ocuparon previamente el puesto al que ella aspira ahora: su esposo, Bill Clinton, y su antiguo jefe Barack Obama. Si Hilary Clinton no hubiera sido el artífice clave de las victorias de su esposo en 1992 y en 1996, no habría contado con el apoyo financiero y político para hacer campaña y obtener fondos. De igual modo, si no hubiera sido la Secretaria de Estado durante la administración de Obama, no hubiera obtenido las importantes credenciales nacionales de seguridad para superar a los demás candidatos. Si los demócratas movilizan un gran número de votantes y terminan logrando muchos votos, los prejuicios sexistas acabarán esfumándose. Después de todo, los votantes terminaron con las barreras raciales en las dos elecciones previas. Hace más de un siglo que el movimiento liberal femenino “Campana de la Libertad” atravesó Pensilvania haciendo promoción de la Enmienda para el Sufragio femenino. [Traducciones del inglés por Amina Ortega que es, entre otros, licenciada en Traducción e Interpretación. Pueden contactar con ella en Esta dirección electrónica esta protegida contra spambots. Es necesario activar Javascript para visualizarla ] ------------------------ ------------------------------------------------
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